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Foto del escritorMariana Amaral

Despertemos la mirada para a-pre-ci-ar los detalles.

Relato 3: Nutriendo el pozo. Sobre el poder del silencio y de la curiosidad.

 

Últimamente los temas relacionados con el Universo se repiten en mi entorno. Ayer, sin programarlo, me invitaron a la exposición “Marte. El espejo rojo” en el @cccb_barcelona y la expo está bastante bien. Genera cu-ri-o-si-dad.


Con las chispas que dispara el gran comunicador del post anterior, es en el curiosear que nos aproximamos de forma ligera a la sabiduría de la Suma Sacerdotisa. Todas las ideas mágicas necesitan ser destiladas en el regazo de esta Gran Diosa para formar el caldo de cultivo, el humus que fecundará el devenir. La Suma decanta lo que el Mago sacude. Es un arcano lento que pide cierta solitud. Curiosear es llenar el pozo creativo de nutrientes, y cuánto mayor la variedad, más abonada estará la tierra.

Yo, que tiendo a la densidad, busco hoy la ligereza en mí y en mi entorno. El año pasado, sobre este arcano yo escribía sobre “estudiar” y hoy reivindico el curiosear porque es leve y nos despierta la ilusión desde la simplicidad.


Internet es tan grande como el Universo. Podemos curiosear en una infinidad de temas y nutrir nuestro caldo de cultivo. El “sólo-por-curiosidad” nos da el permiso para salir del rigor, con el potencial de pro-bar algo. Y probar transforma.

Cuidemos para no tener un estreñimiento mental con el exceso de información-basura y recomiendo hacer ayunos intermitentes de las redes. Hay que cuidar el pozo. En la Puerta de Brandeburgo en Berlín, hay una sala de silencio. Ofrece un rato sin ruido para re-co-nec-tar-nos. Aquí no hay una de esas, pero tenemos las bibliotecas. Las bibliotecas son templos sagrados dónde suele haber el mejor antídoto para el ruido mental: el silencio.


Hay un curiosear hacia fuera y otro hacia dentro, que solo necesita quietud. Requiere básicamente sentarse en silencio y así adentrarse al caldo de cultivo que somos. Sentarse en gesto-contemplación con una curiosidad tipo a-ver-qué-pasa-si-lo-pruebo. Con el tiempo la verdad es que pasan un montón de cosas. Y de repente te das cuenta que son otros los ojos necesarios para v-e-r-lo. Será la Suma que vino a echarte una mano.


Espero que tengas la curiosidad de averiguarlo.

Amor y Luz,

Mariana Amaral



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